El mes de la Conciencia Ambiental, como instancia de reflexión sobre nuestro impacto en el medio que habitamos, cobra aún más relevancia en esta era digital, donde cada una de nuestras actividades diarias, atravesadas por la tecnología, suponen un costo energético significativo, del cual muchas veces no llegamos a tomar dimensión.
Nuestra interacción con la tecnología es cada vez mayor, y este aumento, por consecuencia, ha provocado un incremento considerable en la demanda global de energía. Según un reciente estudio de la Agencia Internacional de Energía (IEA), se espera que la demanda mundial de electricidad aumente a un ritmo más rápido en los próximos tres años, con un crecimiento medio anual del 3,4% hasta 2026. Este crecimiento en el consumo está directamente relacionado con las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático.
“Si bien uno se imagina que este impacto negativo en el medio ambiente solo ocurre en grandes industrias y a mayor escala, la realidad es que cada acción digital, desde una simple búsqueda en internet a través un dispositivo móvil hasta el uso de inteligencia artificial (IA), requiere funcionamiento de centros de datos y servidores que consumen energía para procesar y almacenar la información”, explica Nicolás Cánovas, Director General de AMD para América Latina.
Los centros de datos son importantes motores del crecimiento de la demanda de electricidad. El mismo informe de la IEA indica que su consumo total para 2026 podría equivaler al gasto eléctrico de todo Japón. La IA, por su parte, se ha convertido en un componente esencial para numerosos usos y aplicaciones, pero es crucial reconocer que su ejecución conlleva un dispendio considerable: los procesos de aprendizaje automático y las redes neuronales fundamentales para su funcionamiento implican operaciones complejas que demandan un alto rendimiento del hardware.
Teniendo esto en cuenta, optimizar el consumo de los sistemas que soportan IA es imperativo. Un chip eficiente puede realizar tareas complejas con un consumo menor de energía, lo cual no sólo disminuye la generación de electricidad, sino que también reduce costos operativos para usuarios y empresas. En esta línea, la investigación continua en métodos de refrigeración también juega un papel importante en la búsqueda de soluciones que otorguen buena performance y sostenibilidad.
“Con un enfoque multifacético, en AMD creamos soluciones eficientes desde el punto de vista energético, abordando de forma integral el diseño para la optimización de la energía a través de la arquitectura, el embalaje, la conectividad y el software. Esto nos permite contar con una amplia oferta de soluciones, desde dispositivos y puntos finales hasta el Edge y la nube, líderes en cargas de trabajo de IA y cómputo adaptativo y de alto rendimiento”, continúa Cánovas.
En conclusión, la innovación en tecnología debe enfocarse no solo en alcanzar un rendimiento óptimo, sino también en hacerlo de manera responsable, preservando los recursos naturales y minimizando los riesgos para el medio ambiente. “En este contexto innovador, estamos incorporando de forma constante nuevas herramientas digitales a nuestras rutinas, por lo que considero que hablar de cómo podemos impactar de forma sostenible en el medio ambiente ya no es sólo una cuestión de tomar conciencia, sino una necesidad de pasar a la acción”,